Lisboa, tan cerca y tan bonita.

Esta ciudad histórica que en 1998 tuvo una proyección mundial con su Exposición Universal, ha sabido rentabilizar esa infraestructura, y hoy día es un espacio multifuncional llamado el Parque de las Naciones. Dentro de él se encuentra el Oceanário, uno de los mayores de Europa, con un tanque central concebido como un todo en el que conviven muy diferentes especies de peces, debido a un cuidado programa de alimentación.

El tranvía 28 te permite conocer por dentro los barrios más carismáticos de la capital de Portugal. Pero también puedes tener otra vista espectacular si realizas un speedboat tour por las aguas del río Tajo y el océano Atlántico.

 La fórmula secreta de los pasteles de Belem te dejara un buen sabor de boca.

La escapada a Lisboa finaliza en el Club de Fado con una cena espectaculo que nos deja con una nostalgia que solo se cura con volver de nuevo a la ciudad blanca de nuestros vecinos.