La historia bíblica de la Humanidad empieza con Adán y Eva y con ellos la primera relación con las tierras de Jordania.

Esta permitida la visita a los lugares sagrados pero es necesaria una autorización previa.

La propiedad y utilización de las aguas del río Jordán son una de las claves que subyacen en el problema de la región porque es una frontera natural entre Israel y Palestina.

El valle del Jordán conserva las cuevas excavadas en la roca en la que los eremitas llevaban una vida contemplativa.

El río Jordán finaliza su recorrido en el Mar Muerto.

Este mar interior tiene el punto más bajo de la tierra y su altísimo porcentaje de sal permite a las personas bañarse sin hundirse pero teniendo la precaución de no tragar agua o que esta no te moje los ojos porque puede ser peligroso y, además, no te permitiría disfrutar de la mágica puesta de sol sobre sus aguas.